En 1591, Felipe II se enfrentó a una revuelta de sus súbditos aragoneses. Un buen número de nobles, sacerdotes y ciudadanos participaron en la rebelión, pero también jugaron un papel los artesanos, campesinos y otros miembros del pueblo. El artículo se centra en este importante conflicto, destacando la relevancia de la intervención popular y cómo fue movilizada a través de los panfletos que los líderes del movimiento encargaron y difundieron por diversos medios para obtener el apoyo de los estratos menos privilegiados de la sociedad aragonesa. En este sentido, la rebelión aragonesa de 1591 ofrece un buen ejemplo de movilización popular y de los límites de la acción popular dentro de un conflicto político durante la Edad Moderna.