Las fiestas reales, con sus ritos y valor simbólico, fueron una herramienta estratégica para fortalecer los vínculos entre el soberano, la nobleza y el pueblo en las provincias del reino. Las relaciones impresas que se conservan sobre las celebraciones reflejan que la monarquía tenía un programa claro para gestionar el consenso político local y reforzar las jerarquías sociales existentes. Se muestran algunos aspectos de esta relación entre imprenta y poder a través de algunas relaciones de sucesos impresas en dos importantes ciudades bajo dominio español: Palermo y Nápoles.